jueves, 24 de agosto de 2017

Adolf Schicklgruber

Hitler fue un tipo con suerte, con mucha suerte, incluso antes de nacer. Prácticamente todas las biografías de este hombre señalan que trece años antes de su nacimiento, su padre cambió su nombre de Alois Schicklgruber a Alois Hitler. Y casi todas las biografías explican lo cómico que sería la exclamación ¡Heil Schicklgruber! Evidentemente Hitler es más corto y contundente, William L. Shirer en su libro Auge y caída del Tercer Reich dice:

“Puede que un apellido no represente mucho, pero he oído a alemanes especular sobre si Hitler hubiera llegado a ser o no dueño de Alemania en caso de haber sido conocido por el mundo como Schicklgruber. La palabra tiene un sonido algo cómico cuando se desliza en la lengua de un alemán del sur...”.

Parece que el apellido Schicklgruber suena a tosco, como rústico, rural o de pueblo, pero según parece, la comicidad de este apellido se entiende mejor si conoces o hablas uno de los numerosos dialectos del alto alemán que se habla en el sur de Alemania y en el norte de Austria.
Wikipedia en español asegura lo siguiente:

“La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Panfletos portando la frase Heil Schicklgruber fueron lanzados desde el aire sobre ciudades alemanas. Sin embargo, Adolf nació legalmente como Hitler; además se encontraba también relacionado con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.”

El mismo Adolfo le comentó a su amigo de la pubertad, August Kubizek, que nada le gustó más que el cambio de apellido de su padre, que Schicklgruber le parecía “tosco, rústico, aparte de ser muy desgarbado y poco práctico”. El apellido Hiedler le parecía “muy suave” pero “Hitler” sonaba bien y era fácil de recordar. En aquella época (principios del siglo XX) ninguno de los dos amigos adolescentes podía sospechar lo mucho que fue recordado por las generaciones futuras de todo el mundo durante más de un siglo.

En el mismo sentido empieza Ian Kershaw su libro Hitler 1989 - 1936. El autor califica este cambio de apellido como "el primero de varios golpes de buena suerte". Varios autores que han escrito biografías sobre el líder nazi añaden a lo anterior que él mismo lo consideró así, tal como recoge su amigo de juventud (en realidad su único amigo) August Kubizek [August Kubizek, Adolf Hitler. Mein jugendfreund, Graz (1953), 5ª ed. 1989, 50; (Hitler, Mi amigo de juventud)].

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